El Internet de las cosas (IoT) implica una revolución en la relación entre los objetos y las personas. Es una red a través de la que se conectan los objetos entre sí e interactúan con las personas con el objetivo último de transferir información y datos en tiempo real.
Este avance ha abierto las puertas a la creación y al desarrollo de los hogares inteligentes en los que todo se encuentra interconectado, lo que hace que, cada vez más, sean las empresas y los propios consumidores los que demanden productos y soluciones IoT.
Resulta interesante destacar que se han usado más de 10 millones de conexiones NB-IoT en la vida de las personas y de las ciudades. Además, GSMA y el Proyecto de Asociación de Tercera Generación (3GPP) lo han reconocido como una tecnología IoT orientada al 5G.
Qué es el NB-IoT y cuáles son sus características
Para hablar sobre el NB-IoT, primero hay que saber qué se entiende por red LPWAN. Se trata de una red de área amplia de baja potencia que permite comunicaciones de largo alcance entre objetos conectados.
Partiendo de este concepto, se puede decir que el IoT de banda estrecha, es decir, el NB-IoT pretende fijar una red LPWAN homogénea a nivel mundial. Gracias a su fácil mantenimiento, a su buena cobertura, a las latencias breves (entre 1,6 y 10 segundos) y a la reducción de costes en módulos, es posible desarrollar nuevos proyectos con el IoT de banda estrecha.
El objetivo del NB-IoT consiste en mejorar el traspaso de información entre máquinas. Para ello, cuenta con las siguientes características: baterías con una vida útil de más de 10 años, reducción de costes del módulo de comunicación, una mayor cobertura en edificios y la escalabilidad de la red.
Cómo cambiará nuestras vidas el NB-IoT
Muchos gobiernos tienen el punto de mira en la red NB-IoT para llevar a cabo la transformación digital de sus países y con ello mejorar las comunicaciones y garantizar instalaciones más eficientes. Es el caso de grandes potencias como Arabia Saudí y China, que apuestan por la sociedad del futuro donde todo está intercomunicado.
Esto supone un cambio en la vida de las personas y, por consiguiente, en la forma en la que se relacionan ellas y con el entorno.
Se estima que para 2.020 hayan 50.000 millones de dispositivos conectados a Internet, según fuentes de la consultora CISCO. Además, esta tecnología beneficia no solo al desarrollo de las ciudades inteligentes sino a empresas que demandan ciertos niveles de seguridad.